En romper espejos
en la noche
y lamerme la sangre de los dedos.
Como si la mentira se espesara
como si la sangre, pequeño dolor filoso,
me aproximara a lo que resta vivo, blando y ágil.
Muerto por la distancia y el tiempo
y yo la, lo pierdo, doy mi vida,
a cambio de vejeces y ambiciones ajenas
Cada día más antiguas, suciamente deseosas y extrañas.
Volver y no lo haré, dejar y no puedo.
La paz y después, dichosamente, en seguida, nada.
Ahí estaré. El tiempo no tocará mi pelo, no inventará
arrugas, no me inflará las mejillas
Ahí estaré esperando una cita imposible, un encuentro
que no se cumplirá.
Onetti.
Glen Luchford