No puedes irte así.
Tienes que esperar
a saber no hacer ruido.
Coger un vaso de agua en una mano
y una luz en la otra
y mirarme dormir.
Después
podrás marcharte
como las aves y los niños,
acariciando al pasar
una sombra
y dejando en las puertas regalos de hambre
para el amanecer.
Cuando llegues a tu destino
enviarás postales que digan
que allí todo es hermoso,
que no hace tanto calor como decían,
que has encontrado una casa de musgo
y un amor, y que el mar está en calma.
Las cosas seguirán su lento curso.
Laura Casielles
No hay comentarios:
Publicar un comentario