“Fue también Bergman quien despertó en mí el interés por los rostros, y sus constantes cambios en los rasgos y en las miradas. La verdad suele anidar en los ojos del actor. Si muestran los ojos, desnudan su alma. Un rostro expresivo pude por sí mismo contar una historia. Si el actor es bueno y la química funciona, cabe arrancar su belleza interior, eso es pura magia...”
“Bergman en su libro [Imágenes] tuvo la amabilidad de escribir: <Si alguna vez echo en falta el trabajo cinematográfico, es sólo la colaboración con Sven Nykvist lo que echo en falta>...”
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