Una vidriera, una delgada lámina de espacio estalló lentamente.
Y no es posible poner de nuevo en orden tanta ruina.
...
Pero quedan los huecos, queda el tiempo.
El tiempo es un conjunto de irrellenables huecos sucesivos.
Donde sonó una risa queda un hueco, un coágulo de nada,
una lejana polvareda que fue,
que ya no está, pero que sigue hablando,
diciendo al alma que, en alguna parte,
algo cruzó al galope y se ha perdido.
Jaco Putker
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