Primero es un ruido que produce otro ruido.
Después es un aullido vago.
Más tarde se hace de pronto un alto en la voz rugíente del espacio, y todo se estremece, y no oscila.
Después no hay nada sino el viento -sólo el viento, y reparo entre sueños que las puertas tiemblan y que de las ventanas sale un sonido de cristales resistiendo.
No duermo. Entre-soy.
Tengo vestigios en la conciencia.
Me pesa el sueño. Me despierto y vuelvo a dormir y sigo sin dormir.
Hay un paisaje de ruido fuerte más allá de mi desconocerme. Saboreo, la posibilidad de dormir.
Y duermo, en efecto, pero no sé si duermo.
Hay siempre en aquello que juzgo que es el sueño un ruido de final absoluto,
el viento en la oscuridad.
Pessoa
No hay comentarios:
Publicar un comentario