domingo, 27 de enero de 2013

-cada memoria podría escribir su propia leyenda-

Chris Marker, escritor, fotógrafo, amante de los gatos y curioso director de cine francés, fue el creador de el ensayo fílmico o documental subjetivo, una forma de cine en el que el texto resulta tan importante como la imagen.
Nacido en 1921 en Neuilly-sur-Seine, y licenciado en Filosofía antes de enrolarse como paracaidista en la Resistencia durante la Segunda Guerra Mundial, sus inicios cinematográficos le sirvieron para afilar e internacionalizar su pupila.

La jetée:
Su obra más aclamada que sirvió de inspiración, entre otros, al director Terry Gilliam para rodar 12 monos en 1995, o al músico David Bowie, quien también bebió de las musas de Marker para firmar en 1993 el videoclip de la canción Jump, They Say.








Sans soleil:
Para Marker resulta imposible observar el mundo sin que éste nos devuelva la mirada: «La ciudad entera es como una tira de cómic. ¿Cómo no reconocer [referido a enormes viñetas de cómic reproducidas en muros y edificios de Tokio] estas caras gigantes con ojos que pesan sobre los lectores de cómics, imágenes mucho más grandes que ellos, mirando a los que las miran»; un mundo donde incluso la televisión nos observa: «Cuanto más se ve la televisión japonesa más se tiene la sensación de ser mirado por ella» . En estas dos frases extraídas de Sans Soleil, se aprecia el diálogo –bidireccional por propia definición– que se establece entre el observador y la imagen que mira y esa mirada, una imagen que, por tanto, hay que entender como entidad consciente y autónoma, reina absoluta del mundo que nos rodea.








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